miércoles, 4 de junio de 2008

Del cero al infinito








Una sonrisa puede ser suficiente pero siempre buscaremos la mirada. El significado de una mirada es muy importante, esencial para conocer y comprender qué hay dentro, que pretende transmitir el retrato, el retratado y el retratista. La mirada puede buscar el objetivo o esquivarlo, amarlo o temerlo. La mirada nos transmitirá un remanso dulce, un tiempo que se escapa, el cansancio de los días pasados o los que están por llegar, nos dirá cosas o nos negará secretos pero siempre tendremos a nuestro alcance parte de la personalidad del retratado y por añadidura la intención del retratista. En los retratos que nos presenta Plácido en esta muestra impecable, clara y directa, están casi todas las miradas. Están expuestas al juicio del espectador desde la visión precisa e intencionada del fotógrafo, que ha sabido seleccionarlas sin artificio al tiempo que amasa sabiduría de retratista. Oficio nada fácil.

Estos retratos de Plácido conjugan las miradas en todos los tiempos posibles y son al mismo tiempo un campo propicio para la reflexión. No vale pasar por ellos como por un paisaje de caras conocidas o desconocidas. Hay que detenerse y pensar. Pensar e imaginar. Si cuadra nos permitiremos soñar, sin embargo yo aconsejaría hacer historia para ser fieles a la realidad que toda fotografía transmite en nuestro tiempo. Plácido, con o sin intención, ha expresado la intensa mirada del siglo que se nos ha ido, al menos de los tres últimos tercios del siglo XX. En una especie de piedra lanzada como una parábola muy larga, estas fotos recogen el sentir de un impulso que va del cero al infinito. Miradas de gente anónima, de los que no hacemos más historia que la propia, la cotidiana, la que suma cero sobre cero en los anales del recuerdo. Miradas de gente que han dejado su obra y con ella su nombre en los anales de la Historia que perdura. Rostros conocidos cuya interpretación estará siempre sujeta al conocimiento que de ellos hemos recibido. La audacia de esta muestra está en haber sabido conjugar el cero con el infinito, ese es el verdadero testimonio de la Historia en nuestro presente. Y lo es gracias a la fotografía.

También, gracias al fotógrafo. Sin esta arma cargada de pasado, presente y futuro ya no podremos comprender nuestro mundo. El mundo que nos rodea. No entenderemos la historia del siglo que hemos despedido sin la aportación universalista de la fotografía. Ese sentimiento, repleto de miradas, está sintetizado en esta muestra. Gocémosla.

Xosé A. Perozo. 2006. ( escritor y periodista )









1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta tu blog, y sobre todo tus fotografías(historias), que me empujan a meditar sobre muchos temas, que contradictoriamente hacen que no me fié únicamente de lo que veo, sino que hacen que vea o sienta mas allá .
saludos desde Euskal Herria.