martes, 27 de mayo de 2008

Antropología de un gesto

La mayor parte de los gestos, acciones, y ritos que forman parte de la cultura popular no son más que soportes simbólicos para transmitir una visión del mundo, del hombre o de la naturaleza, y utilizan el símbolo porque esa visión el mundo o ese mundo de representaciones no pueden traducirse en conceptos. Plácido L. Rodriguez hace fotografía por que " de momento es la única forma que encuentro para exteriorizar el mundo que llevo dentro " , nos dijo.
Podríamos dividir la exposición en tres apartados: Galicia, marginación y documentación. Hago esta división para situarme frente a la realidad fotográfica, aunque soy consciente de que la exposición no se dejará encerrar en ningún esquema. Una serie de fotografías, utilizando la realidad gallega como soporte simbólico, nos pone delante de la religiosidad popular,del trabajo infantil, del mundo de la mujer, del mar infinito que devora vidas y mantiene esperanzas. Otra serie toma como soporte simbólico el mundo de la marginación, de la violencia, de la degradación ambiental. La serie documental nos muestra gentes de la calle, vendedores ambulantes,músicos y pintores callejeros.
Cada una de las tres series es una ventana abierta a través de la cual Plácido L. Rodriguez nos hace asomar a un mundo fucho más vasto que la realidad gallega, la marginación y la gente de la calle. El fotógrafo es consciente de esto, por eso su mundo nos atrae irresistiblemente pero su máquina nos deja en libertad. Y es que el mundo de Plácido se sale del marco de la fotografía . Esta exposición tiene alma como la fraga " El bosque animado " en Fernández Flórez.
El verdadero artista es aquel que se sirve de la pintura, de la fotografía o de la música para despertar en el espectador aquel " algo " de locos, poetas,músicos o fotógrafos que todos tenemos, logrando hacer de cada uno de nosotros un creador de mundos. Las fotografías de Plácido son, pues, mediaciones simbólicas que sirviéndose de la metáfora o de la metonimia, y a veces mezclando las dos, nos llevan a otra cosa que no nos impone, de ahí su valor liberador. Dominando la técnica de la fotografía, este joven artista no se deja atrapar por un esteticismo estéril en ningún momento.

Manuel Mandianes Castro . 1985

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